Últimas Actualizaciones del Evento

411.- Te Quiero en San Fermín.

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¿De verdad necesitamos más «yankies» en San Fermín? ¿En serio queremos que Pamplona se llene aún más de guiris borrachos que no saben que es un zaldiko, el «pobre de mí» o una jota? Porque de ser así creo que Houston, tenemos un problema. Y gordo.

Hoy se ha elegido el cartel que anunciará este año las fiestas. De entre los 8 finalistas de variada sintonía éste era el más «americano» con diferencia. Caravinagre imitando al Tío Sam reclutando extranjeros (que para eso está en inglés) para la fiesta igual que lo hacía para la armada en la Primera y Segunda Guerras Munidales. ¿Es Pamplona un campo de batalla? Y no es que el cartel no me guste estéticamente, es que me parece horrible el significado que tiene. ¿A quién va dirigido el cartel de nuestras fiestas? ¿A los navarros o a los australianos y demás guiris?

Alguien pensará: es que esos guiris dejan mucho dinero en Pamplona. Vienen con un viaje organizado -al loro con las pulseras «todo incluido»-, duermen en parques y bancos o en campings cercanos, se traen sus botellas de alcohol en la mochila -¿alguien ha visto a alguno tomándose un cubata en un bar o uos pintxos en la Estafeta?- y dan mucha guerra. Coño, que ellas enseñarán las tetas y ellos tienen un torso esculpido a cincel pero… ¿a qué viene esa «dedicación» del cartel?

La culpa no es del autor, eso que quede claro. El principal fallo ha sido el del jurado al colocarlo entre los finalistas. Quiero pensar también que muchos de los votos que le han alzado con el premio (el 30% del total) han sido porque «oh, mira que gracioso sale Caravinagre» o porque no tienen ni zorra idea de lo que significa el I want you for «ah, ¿pero eso no es euskera?» . Y ahora pasará lo de siempre, que a nadie le gusta como todas las cosas que gananen votaciones populares. Somos así.

Mi favorito sin duda era el titulado «Ya están aquí». No puedo dar más datos del autor (al que me gustaría felicitar) porque el Ayuntamiento de Pamplona ha tenido el detalle de obviar a los 7 artistas restantes. Qué menos que publicar su nombre después de haber paseado sus obras durante semanas por prensa, villavesas y vallas publicitarias. Ese sí que significa lo que para mí son los sanfermines: conocer a buena gente y darte cuenta a las 8 de la mañana de que se te ha echao el día encima entre risas, complicidad y (si me apuras) cariño. Para eso sí te quiero aquí. Y si no daros cuenta de la de parejas que el capotico del santo ha juntado.

410.- The Artist.

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Soy un enamorado del Cine. De ese cine de claquetas, grandes bobinas de fotografas, espejos de camerino con bombillas, extras que esperan su turno, estrenos con grandes luminosos… Me encanta la historia del cine y sobre todo las películas que tratan sobre el cine. «The Artist» es una rareza en la cartelera actual plagada de fastfood y productos con más presupuesto comercial que guión. O dicho de otra manera, es una joya, un bombón, una delicatessen para disfrutar.

Hollywood, 1927. George Valentin es un célebre actor del cine mudo al que todo le sonríe; un galán de los que enamora. Peppy Miller es una joven extra que trata de ascender en el complicado mundo de Hollywoodland; una belleza que hipnotiza e inunda la pantalla. Pero el mundo evoluciona y la llegada del cine sonoro llevará los destinos de las personas por caminos diferentes: unos caerán en el olvido y otros serán propulsados al firmamentos de las estrellas.

Las primeras escenas recuerdan (homenajean) a uno de los clásicos de la «historia» del cine (en ambos sentidos): «Cantando Bajo La Lluvia». Trata desde otra perspectiva, del cambio que se produjo al incorporar el sonido en las producciones cinematográficas: ruidos que captaban los micrófonos, cables y altavoces que quedaban a la vista y voces desagradables en rostros angelicales. De esto último sabe mucho la actriz Lina Lamont, uno de los personajes más desagradables y cómicos que recuerdo.

El director (Michel Hazanavicius) y los productores (Thomas Langmann y Emmanuel Montamat) deberían recoger todos los premios del año. Primero por haber arriesgado tanto en la era del 3D y los efectos digitales con esta película muda, aunque uno se olvide en cuanto comienza de que los actores no hablan. Y segundo por lo redondo que les ha salido. Jean Dujardin está espléndido y realmente creíble como actor de los años 30. Bérénice Bejo está a la altura de su pareja y no entiendo como no está en las quinielas al igual que su compañero puesto que la interpretación de uno sustenta la del otro. Mención especial para el perro (¿hay categoría a mejor actor animal?), la fotografía en blanco en negro y la música que dirige la película. Especialmente emocionantes los instantes en los que el silencio inunda el patio de butacas.

Estamos ante un clásico actual, pero que ha entrado directamente en el estante de clásicos del cine. Con los fotogramas y escenas más mágicas y maravillosas que he visto en una sala de cine y con la sensación de haberme dado un capricho gourmet. Quien pueda disfrutarla no se arrepentirá.

Nota Mental: Más cine, por favor…

409.- ¿Qué ha pasado en este Blog?

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¿Qué ha pasado en este mes y medio? Pues muchas cosas… y nada a la vez. Hemos tenido unas erecciones elecciones generales y ahora el azul, los pendientes de perla y los bolsos de marca son el Trending Topic. Y no, por una vez no hablo de Pan Am que a uno puede que le gusten los asientos de cuero de primera clase, el whisky on the rocks y las azafatas serviles… pero sólo en la ficción. Por lo demás el país sigue igual: corrupción, paro, recortes, Urdangarín hace más próxima la III República, Paquirrín pierde al bebé que había presentado previo talón, la Pantoja destrona a la Esteban en las campanadas… Va a resultar verdad que el fin del mundo llega pronto. Pero poco importa ya todo eso, porque… es Navidad (ya hablaremos de esto otro día).

En cuanto a mí… sin novedades, lo cuál no sé si eso es bueno o malo. ¿Que qué he estado haciendo este mes y medio?  Tratar de sobrevivir, sin darle muchas vueltas a las cosas, sin tomarme la vida muy en serio que como decían Les Luthiers «al fin y al cabo no saldré vivo de ella». Con días de Nube Negra como cantaba Sabina y otros en los que me siento el chico más afortunado del mundo. Soñar, coger fuerzas, disfrutar de la vida, hacer alguna excursión a los infiernos y volver a empezar el sendero marcado cada mañana.

Nota Mental: No escribir escuchando a Amy Winehouse que me salen los post muy tristes.